Apuesta por segundas oportunidades

Reseña sobre Mi lugar, una serie de Canal Once

Grecia Quintero Alcántara
Comunicologa, Especialista en Producción Audiovisual

Investigadora en Difusión Cultural y Productos AudiovisualesA principios de siglo el contenido bajo demanda comenzó a tomar fuerza, plataformas de cobro como Netflix se instalaron en el mercado de contenidos audiovisuales más grande del mundo. México no ha sido la excepción y este tipo de mercado ha logrado acrecentar aquel sentimiento de rechazo total a la televisión pública mexicana, incluso parece que la transición hacia lo digital paso de noche, pues la audiencia no ofrece segundas oportunidades cerrando las puertas a propuestas frescas, únicas y generosas con la cultura mexicana como lo es la serie Mi lugar, transmitida en Canal Once, en esta ocasión abogo por las segundas oportunidades.
Foto: http://www.educacionyculturaaz.com/noticias/premian-serie-de-canal-once-en-brasil


Mi lugar es una serie documental que retrata el lugar en que viven algunos niños. Es una mirada a la forma en que se desarrollan, aprenden y conviven niños de diferentes estados de la República Mexicana, describe diversas tradiciones, costumbres y sitios.

Cuenta con 14 episodios que abarcan desde Quintana Roo hasta Baja California. Fue estrenada en 2015 bajo la producción de Ariel Gordon, cineasta que ha dirigido películas como Cajanegra en 2009, además ha participado como director en dos episodios de esta serie.                                                   

Mi lugar, producida por canal 11, fue galardonado con un premio en el marco del Festival "Com Kids-Prix Jeunesse Iberoamericano" en 2015, donde recibió el premio Adquisición por parte de la televisora cultural brasileña Sesc TV.               
                                                  
Es una serie única en su perspectiva, pues es creada para niños y narrada por ellos, promueve la diversidad cultural a través de un trabajo casi etnográfico. Resulta interesante por su relevancia cultura y temática original.

Foto: http://www.educacionyculturaaz.com/noticias/premian-seriede-
canal-once-en-brasil


México es un país rico en cultura, muchas veces las producciones audiovisuales nacionales se limitan a los rincones de la Ciudad de México y al género de la comedia.

Un mérito la narración, ya que recae únicamente en niños, quienes nos cuentan acerca de su entorno familiar y escolar permitiendo reconocer las diferencias de vida de un lugar a otro dentro de la República Mexicana, la percepción de los más chicos de Norte a Sur del país, haciendo de los diálogos un espacio de expresión creativa de los más jóvenes. Esto permite conocer y reconocer las identidades culturales que conviven en el territorio mexicano.                 

Por otro lado, la fotografía parece introducirnos a lo más íntimo que cualquier persona puede compartir: su hogar. La cámara se mueve entre los espacios físicos, siguiendo a cada momento al niño que nos cuenta su vida, sus anhelos, aspiraciones, miedos y sueños.

Las tomas panorámicas destacan la cultural y características geográficas de cada región, también nos inmiscuyen en la forma de percibir el mundo desde diferentes comunidades.       

La fotografía es sugerente, te invita a adentrarte al mundo del narrador, cuando la escena carece de diálogos, la imagen complementa el estilo de vida del personaje. Por su parte, el diseño sonoro aborda la diversidad cultural desde las sonoridades de cada región y lugar, permite que el bosque, el pueblo o la pradera hablen desde sus especies, atardeceres y amaneceres.           

Un guión que se desapega de la crítica social y nos permite observar la manera en que viven los niños desde diferentes culturas y tradiciones. Permitiendo al público reflexionar sobre las realidades de otras zonas del país.

Además, se nota el trabajo de despliegue en la producción, pues son capítulos grabados alrededor del país, un aliciente con el muy pocas series públicas de no ficción pueden contar.

El contexto es un punto que hace tan atractivo el producto final, pues en México las televisoras públicas, muchas veces, se limitan a la voz en off y la imagen de stock y los contenidos frescos se limitan a unas cuantas propuestas. Una de ellas es Canal Once, basta con revisar la programación de 11.1 y 11.2 para entender el gigantesco paso de los contenidos culturales en la televisión, podría afirmarse que las famosas entrevistas de Cristina Pacheco es lo más tradicional y anticuado que preserva esta televisión pública.

La labor de Canal Once que consiste en comenzar a retirar las cámaras del estudio y levantar a sus conductores de los asiento para culminar en el trabajo de campo que muchas veces culmina en el video etnográfico, pues nos introducen hasta los estudios de artesanos, artistas independientes, cocineros, personas que realizan algún oficio, profesionistas, creadores y un largo etcétera, personas comunes en un país mega diverso. La producción de dicho canal podría ser el siguiente paso para el resto de las televisoras públicas del país.                       

Dicha transformación se asienta en Mi lugar una producción que rompe fronteras en un país que tiende a los canales discriminatorios y violentos, que lamentablemente, son los más populares entre el público. Quizás el siguiente foco de atención sea el trabajo en la difusión cultural a través de los canales pertinentes de comunicación, que genere públicos más interesados en la diversidad cultural del país, y posiblemente se abran las puertas a contenidos que rebasen las líneas del entretenimiento y puedan comunicar la riqueza cultural.                         

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