Editorial

Nuestro número de noviembre nos recuerda lo cercano que está el fin de año.
Es de notar la labor de los médicos veterinarios que formaron brigadas de apoyo y rescate para los animales de compañía; que junto con la solidaridad de los ciudadanos, supieron aligerar lo dramático de los aconteceres ocurridos en nuestro país: huracanes y terremotos.
Conoce tu Biblioteca nos lleva a saber un poco sobre el devenir del libro: desde las primeras expresiones pictográficas hasta el ebook.
ConoSer humano nos invita a viajar hacia el origen de la Orquesta Sinfónica de la Universidad, actualmente Orquesta Filarmónica de la UNAM.
Culturars nos lleva de visita al museo; mientras que Dr. Cuervo nos regala un encuentro inesperado.
Conoceremos algo sobre la historia de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, y sobre San Gregorio.
Una estudiante nos invita a reflexionar sobre el cambio climático, tópicos veterinarios nos instruye sobre los patógenos en los alimentos y nos presentan una propuesta económica y social sobre el desarrollo agropecuario y rural en la ciudad de México.
Los editores, revisores y colaboradores de Expresiones Veterinarias esperamos que les resulte ameno el contenido de este número y hacemos votos para su bienestar.
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Cordialmente

MVZ MPA Ana María Román Díaz

Origen y devenir del libro Exposición interactiva

Ana María Román Díaz
Biblioteca MV José de la Luz Gómez
Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia
Universidad Nacional Autónoma de México
México, D. F., C. P. 04510
Fotos: Fernando Carlos Hernández
Una de las primeras necesidades del ser racional, fue transmitir a los demás sus vivencias cotidianas e impresiones de la vida, así como la forma en que interpretaban a sus dioses. Las numerosas pinturas rupestres y petroglifos elaborados por el hombre prehistórico, indican que desde los tiempos más remotos, el ser humano sintió la necesidad de expresarse por escrito; en un principio fue sólo de manera gráfica, usando la fauna y flora que le rodeaba para hacer toscos dibujos, pintados o coloreados con los elementos que en cada lugar le brindaba la naturaleza. Los materiales con los que se contaba para la realización de éstos primeros escritos –obras de arte a la vez-, fueron en general tierras y plantas finamente molidas que el hombre usó como pigmentos, fijándolos con sangre y grasa de animales en la superficie de las cuevas o piedras en que se pintaba.

A partir del proceso de sedentarización,  debido al descubrimiento de la agricultura y la domesticación de los animales, el hombre inició una evolución cada vez más vertiginosa que se manifestó entre otras muchas cosas en la creación de un sistema de escritura más estructurado, naciendo así la escritura ideográfica; el primer escrito que se conoce se atribuye a los sumerios de Mesopotamia y es anterior al año 3000 a.n.e.



Los Mesopotámicos escribían primordialmente sobre tablillas de arcilla húmeda; los signos se trazaban con un instrumento romo de sección triangular de metal, marfil o madera; los signos quedaban en forma de cuña, por ello hoy se conoce a esta como la Escritura Cuneiforme.


Con el paso del tiempo los ideogramas se fueron complicando al representar cada vez más conceptos naciendo así la escritura jeroglífica. Los principales materiales en que escribieron los egipcios, fueron la piedra (tanto en templos, palacios y tumbas), como en papiro, cuya elaboración es uno de los grandes aportes de la civilización egipcia al desarrollo cultural de la humanidad.

La civilización fenicia fue la primera en modificar la escritura jeroglífica, introduciendo caracteres independientes dando origen así al ALFABETO, integrado por 22 signos, que no poseía vocales ya que era meramente consonántico y se escribía de derecha a izquierda; este alfabeto se basó en la escritura cuneiforme de Mesopotamia.

La contribución del pueblo chino fue especialmente importante para el desarrollo del libro, ya que en primera instancia ahí se inventó la tinta, que originalmente se extraída del árbol del barniz y que alrededor del año 500 a.n.e se comenzó a fabricar mezclando hollín de pino y cola natural. Los escritos chinos más antiguos se realizaron sobre caparazones de tortugas, bambú, placas de madera y metálicas, conchas, seda y otros diversos materiales; sin embargo, otro de los avances importantes de los chinos fue la elaboración de papel que se comenzó a producir por el año 105 d.n.e.



La Primera Imprenta China
La impresión en su forma más primitiva, se hacía con bloques de madera, en los que se tallaban a mano tanto los textos como las ilustraciones. El primer libro que se imprimió fue el Sutra de Diamante, estampado por Wang Chieh el 11 de mayo del año 868, en China.



Los bloques de madera se tallaban a mano, en relieve e invertidos, se les “entintaba” con pintura de agua, y se colocaba el papel encima del bloque. Un fuerte frotamiento trasladaba la tinta al papel o pergamino.

Los primeros tipos móviles o manuales los hizo en China, Phi Sheng, entre los años 1041 y 1049. Aunque los tipos móviles fueron, pues, inventados por chinos, su idioma no era adecuado para utilizarlos. No se sabe que el arte de la imprenta encontrase un camino desde China hasta el Occidente, ni si la impresión con bloques y tipos móviles fuese descubierta más tarde en Europa

Contemporáneamente a la invención del papel en China (105 d.n.e.), en América, específicamente en el área cultural conocida como Mesoamérica, se comenzaron a escribir “libros” a los que comúnmente conocemos como códices prehispánicos, en forma de biombo en dos tipos de materiales: amate (amatl) y pieles de venados y quizá de jaguares también

Al igual que en las grandes civilizaciones de la antigüedad euroasiática, las civilizaciones americanas utilizaron la piedra, huesos, conchas, maderas, barro y pieles como materiales escriptóreos desde el 1200 a.n.e.




Por otra parte es de mencionar que debido a la conquista de España por los musulmanes, se introdujo de manera pausada  y a lo largo de dos centurias el papel a Europa, ya que los musulmanes tomaron prisioneros a algunos chinos que sabían el proceso y que lo enseñaron a sus captores. El papel empezó a ser conocido en Europa alrededor del año 1200 d.n.e., pero llegó a popularizarse realmente alrededor del 1400, cuando agonizaba le época feudal y comenzaba en Italia el famoso movimiento renacentista.

La invención de la imprenta de caracteres móviles se atribuye a Johann Gutemberg, alemán nacido en Gensfleisch Maguncia, dentro de una familia burguesa de grabadores y orfebres. En 1438 Gutemberg inició sus experimentos para fundir en plomo caracteres móviles y aún cuando estos fueron interrumpidos en diferentes ocasiones, en 1456 logró terminar su primera obra impresa con caracteres móviles:




La primera imprenta en América fue establecida en 1539, en la capital de la Nueva España, a pocos años de la conquista de Tenochtitlan. Dichas gestiones para su establecimiento fueron realizadas por el obispo fray Juan de Zumárraga y el virrey don Antonio de Mendoza.

La primera Biblia que se imprimió en México, fue la de Vence, entre los años 1831 y 1833. Se dice que esta traducción de la Biblia fue la que leyó e inspiró al sacerdote Miguel Hidalgo y Costilla para iniciar el movimiento que liberaría al pueblo mexicano de la opresión.













Hasta llegar a los radicales cambios que el Siglo XX implicó con el “disco compacto” y el uso de los “DVD”.
La nueva revolución “el e-book”.- Libro en formato digital que, en algunos casos, requiere programas específicos para su lectura. Suele aprovechar las posibilidades del hipertexto, de los hiperenlaces y del multimedia, y puede estar disponible en la red o no.
E -book es una abreviatura para el libro electrónico, también a menudo se llama un libro digital. El texto que forma el libro electrónico es una versión digital de un libro impreso, y se puede leer en un ordenador, un dispositivo portátil como un e-reader o un dispositivo e-book y, a veces se puede leer en los teléfonos celulares. Es común, sin embargo, que las personas que invierten en los libros electrónicos utilizan un lector electrónico o un ordenador personal para leer sus libros electrónicos. 

El libro electrónico fue desarrollado por primera vez en 1971 por Michael Hart, según MyEBookDesign.com. Fue el fundador del Proyecto Gutenberg de la Universidad de Illinois, la biblioteca pública de libros digitales. La primera conferencia tuvo lugar en Gaithersburg, Maryland, en 1998, en la que se abordaron una serie de normas en materia de normalización de los libros electrónicos. No fue sino hasta 2001, sin embargo, cuando Stephen King publicó " Viaje a las tinieblas", como un libro electrónico que el fenómeno se convirtió en un éxito. Vendió numerosas copias de una pequeña cuota y fue entonces que los editores y autores vieron el potencial de los libros electrónicos. 

OFUNAM, una melodía para el ser humano

Karen Valle Villagómez
Comunicóloga en formación
Facultad de Ciencias Políticas y Sociales.

El ser humano ha desarrollado cinco sentidos que le permiten percibir el mundo, cada uno con sus particularidades logra provocar sensaciones que se resguardan en la mente.

Algunas de estas experiencias son compartidas, otras tantas individuales pero al final, sea cual sea la práctica los sentidos generan una extensión del cuerpo para expresar el sentir.
En el caso de la vista, las imágenes se han apoderado de su reproducción para identificar las cosas y el entorno mediante representaciones en dibujo, pintura o fotografía. El gusto se comprende a través de los alimentos, enseñando a nombrar los sabores y describir las sensaciones con los que la relacionamos.

El olfato acompaña esta experiencia donde, no solo los alimentos forman parte, sino también los objetos y las personas. En su complemento es el tacto quien permite percibir las asperezas, la suavidad o la dureza de las cosas. Estos 4 sentidos trabajan en conjunto para permitir reconocer los entornos y facilitan la comprensión de lo desconocido.
Sin embargo existe un sentido que pareciera inmerso en la naturaleza de los objetos porque permite hacer un contacto con lo más interno del ser humano, el ritmo. Esa alianza entre el cuerpo y las sensaciones es producida por el oído, ya que percibe ritmos que se conocen desde la adopción de la vida, el latido del corazón es la primera melodía.

Conforme las experiencias incrementan en el día a día, se conocen otros ritmos y melodías que complementan el conocimiento de lo que rodea al ser humano, dotándolo de movimiento. Cada melodía externa los sentimientos, los  pensamientos y las formas en que se vive. Algunas personas lo reconocen como música y dentro de ella una variedad de géneros.

Mientras existen melodías para bailar, otras se disfrutan cantando pero unas más son solo para apreciar, dejarte llevar y disfrutar. Es el caso de la música de orquesta, esa agrupación elegante, imponente pero sobre todo diversa, con gran variedad de sonidos que viajan entre instrumentos de cuerda y viento.

La Universidad Nacional Autónoma de México, cuenta con La Orquesta Filarmónica de la UNAM, un conjunto sinfónico que es representativa a nivel mundial, debido a su calidad, distinguiéndose con la participación de diferentes directores de orquesta titulares, así como de huéspedes y solistas. Cada uno ha creado su prestigio a nivel nacional e internacional.
La OFUNAM es reconocida por su sede, la sala Netzahualcóyotl donde realiza sus presentaciones y representa la casa que habita. Esta sala destaca por contar con unas instalaciones llenas de belleza, comodidad y magnífica acústica. Sin embargo, el interés de OFUNAM por llegar a su comunidad, ha realizado giras por diferentes recintos del campus central de la UNAM y algunas sedes externas, para llegar a los oídos de toda la UNAM.
La grandeza de la OFUNAM se ha formado durante más de 80 años, iniciando en 1929 con la recién adopción de la autonomía universitaria. Es en este momento cuando estudiantes y maestros impulsaron el proyecto de formar una orquesta en la ahora Facultad de Música de la UNAM. Años más tarde, con el apoyo del gobierno de Lázaro Cárdenas la orquesta se transformó en un conjunto profesional (1938).





En su comienzo se le llamaba Orquesta Sinfónica de la Universidad, siendo dirigida por José Rocabruna y José Francisco Vásquez, teniendo como sede el Anfiteatro Simón Bolívar, de la Escuela Nacional Preparatoria. En el periodo de 1962 a 1966, Icilio Bredo fue director artístico de la orquesta y cambió la sede al Auditorio Justo Sierra, de la Facultad de Filosofía y letras.
Para 1966 con la designación de Eduardo Mata como director artístico, se inicia el desarrollo del conjunto, mismo que se prolonga durante nueve años siendo el momento de éxito donde la Orquesta Sinfónica de la Universidad cambia a Orquesta Filarmónica de la UNAM.
Ante el cambio de nombre e inicio del crecimiento de la orquesta surge la necesidad de asignar un nuevo lugar para el conjunto, pero en esta ocasión, que sea la casa permanente de OFUNAM, surgiendo la sala Nezahualcóyotl como sede principal, La Orquesta Filarmónica comienza sus presentaciones en el año de 1976.

Primer concierto neza

Desde entonces, la orquesta universitaria ha trabajado bajo la guía de Enrique Diemecke y Eduardo Diazmuñoz (1981 a 1984, directores asociados), Jorge Velazco (1985 a 1989), Jesús Medina (1989 a 1993), Ronald Zollman (1994 a 2002), Zuohuang Chen (2002 a 2006), Alun Francis (2007 a 2010) y Jan Latham-Koenig (2012 a 2015).




Para 2017, Massimo Quarta es el director artístico de la OFUNAM quien cuenta con estudios en Italia y Roma. Ganó el Premio Opera Prima Philips en el concurso de Vittorio Veneto y el concurso internacional de Violín, Premio Paganini de Génova. Su vasta experiencia como solista en violín le permitió incursionar como director artístico, logrando participar frente a la Filarmónica de Viena, Real, la Sinfónica de Países bajos, la de Berlín, la Orquesta de la Suiza Italia, de Jutlandia del Sur en Dinamarca, en Málaga y otros conjuntos de Italia, Alemania y República Checa.

La complejidad de guiar a una orquesta, es la magnitud de sus dimensiones ya que encuentra compuesta por 2 concertinos, 14 violines primeros, 15 violines segundos, 11 violas, 11 violonchelos, 8 contrabajos, 3 flautas, 1 poccolo, 3 oboes, 1 corno inglés, 3 clarinetes, 1 clarinete bajo, 3 fagones, 1 contrafagot, 5 cornos, 4 trompetas, 3 trombones, 1 trombón bajo, 1 tuna, 1 timbal, 4 percusiones, 2 arpas y 1 piano y celesta.

Las melodías que acompañan cada instrumento son formas de conocer una expresión del ser que a través de su acompañante llamado músico, exponen a su público el sentir del ritmo, entre instrumentos de cuerda y viento, la OFUNAM nos presenta su sentir con la música, crea un viaje del estilo barroco hasta lo contemporáneo, destacando a un solista que se entrega al público para brindar su melodía.






Bibliografía
Cultura UNAM (2015-2017) Semblanza. Orquesta Filarmónica de la UNAM [en línea] disponible en: http://musica.unam.mx/ofunam-2/
Cultura UNAM (2015-2017) Integrantes. Orquesta Filarmónica de la UNAM [en línea] disponible en http://musica.unam.mx/ofunam-2/integrantes/

Ilustraciones
Cultura UNAM (2015-2017) Semblanza. Orquesta Filarmónica de la UNAM [en línea] disponible en: http://musica.unam.mx/ofunam-2/

Museos a través de la fotografía

Anaid Ivette Navarro Valdés.
Estudiante de comunicación, amante de la fotografía.
Encuéntrame en Instagram: @anaidvldsph
y conoce más acerca de mi trabajo.


La danza, la música o las pinturas son sólo algunas de las artes más conocidas que, sin duda, conforman un amplio campo de experiencias en sus espectadores generando perspectivas intelectuales y culturales realmente enriquecedoras. Sin embargo, existen recintos que se encargan de mantener la esencia de cada una de ellas a pesar del transcurrir de los años; exhibiendo al público en general las obras de grandes artistas que han logrado plasmar su genialidad de manera única: los museos. En ellos se puede tener la oportunidad de conocer de manera amplia el contexto de cada época debido a diversos factores como la arquitectura, los objetos que conserva, así como la cultura que representa.  


Son espacios creados con la finalidad de ofrecerle al público un entretenimiento de acuerdo a sus gustos o intereses, aunque también ayudan a reforzar conocimientos históricos creando una memoria colectiva.











Un encuentro inesperado entre el campo y la ciudad


Juan Manuel Cervantes Sánchez
Departamento de Nutrición Animal y Bioquímica.
Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia.
Universidad Nacional Autónoma de México.
Avenida Universidad Nº 3,000, Delegación Coyoacán,
C. P. 04510. México, D. F. (MÉXICO)
Contacto: jmcs19@yahoo.com

Iba caminando por la calle de tierra cuando salieron unos perros, me trataron de amedrentarme, yo me puse a la defensiva y haciendo un gran ruido los intimide. Ellos huyeron despavoridos. Después de esto anduve curioseando por el lugar, pero el calor me venció, así que me fui a mi casa  y descanse por la tarde.
En la mañana del siguiente día me despertaron los trinos de una calandria, así como el olor del maíz puesto al comal además del té de hojas de limón, me dio hambre y después de un rato almorcé. El calor del ambiente me arrullo, así que dormí hasta el mediodía, estaba soñando con los 101 dálmatas cuando de pronto escuche una vocecilla que entraba por la puerta que interrumpió mi siesta. –Levántate amigo, ya dormiste suficiente es hora de trabajar.
-Hola amiga que sucede.
Ella era blanca, de ojos castaños, tenía unos dientes muy blancos, perfectos, de figura espectacular.
-Ah, pues aquí todos tenemos que trabajar en algo, unos ayudan, otros cuidan, otros más llevan cosas, algunos acompañan, etc. Yo por ejemplo cuido  ¿Y tú, qué haces?
-Yo voy a la escuela ¿tú no vas?
-No, aquí no hay escuela
-A propósito mi nombre es Clara ¿y tú cómo te llamas?
-Soy Matías.
-¿Tú no eres de por aquí verdad?
-No, vengo de la ciudad y es la primera vez que visito este lugar, es muy bonito ¿Cómo se llama aquí?
-Se llama el Agua Blanca, ¿y tú de dónde vienes?
-De la Ciudad de México.
-¿Y cómo es allá?
-Es un lugar muy grande. Ha veces hace mucho calor, otras frío, cuando llueve hay inundaciones. Hay mucho ruido de coches, motos y camiones y la gente pone el radio a todo volumen. El aire huele raro, las nubes no se ven tan claras como aquí, y sobretodo hay mucha gente que siempre anda de prisa. El tiempo se va muy rápido. En cambio aquí es muy tranquilo, calientito todo el tiempo, se puede escuchar los sonidos que producen los animales, así como el ruido del agua que corre por el río. Todo está verde, las plantas emanan unos perfumados aromas, el sol luce esplendoroso y cuando llueve la tierra libera un rico olor como a barro, no tienen aparatos eléctricos complicados ni televisiones grandes. Se ve que el ambiente es muy tranquilo y la gente no se mete contigo, todos se conocen, se saludan y respetan, y sobre todo se ayudan con el tequio. Allá donde yo vivo, cada quién se rasca con sus propias uñas.
Los dos amigos siguieron platicando por un largo rato hasta que una voz a lo lejos gritó ¡Matías, Matías, ven a comer!
-Creo que te hablan amigo.
-Si tienes razón, nos vemos, moviendo la cola y ladrando fuerte me fui corriendo buscando mis croquetas…

El Colegio Nacional de San Gregorio, Institución en la que se establece la Escuela Nacional de Agricultura y Veterinaria

Biol. Rodrigo Merino Barba
Responsable del Edificio Histórico de San Jacinto
romerino@unam.mx
Este artículo está tomado en parte de escritos de Leopoldo Río de la Loza, Milada Bazant e Ileana Schmidt Díaz de León.
El inicio de algunas instituciones educativas tienen un antecedente previo y la Escuela Nacional de Agricultura y Veterinaria no es la excepción, su origen se encuentra en el Colegio Nacional de San Gregorio, estas mismas circunstancias vuelven a repetirse en la primera década del siglo XX, cuando se clausura de manera definitiva la Escuela Nacional da Agricultura y Veterinaria, sin embargo después de dos años se establece la Escuela Nacional de Veterinaria, antecedente directo de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la UNAM.




Fig. 1. Arriba, Universidad Obrera de México,
sede original del Colegio Nacional de San Gregorio;
Centro, edificio Histórico de San Jacinto;
Abajo, Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia UNAM.
El Colegio Seminario de Indios de San Gregorio se fundó por la orden religiosa de los jesuitas en el año de 1586, dentro de sus primeras funciones era la de educar a los hijos de los indios “principales” tanto de la Ciudad de México como de sus alrededores, preparándolos para la lectura, escritura y canto llano, así como en la práctica de los oficios religiosos, para poder obtener las órdenes menores ya sea como acólito o diácono, por otra parte también adquirían conocimientos para participar en la administración y el gobierno de sus comunidades o pueblos de indios.
Uno de los principales benefactores de este Colegio fue el capitán Juan de Chavarría, quien donó a esta institución la hacienda de San José Acolman, a la que posteriormente se agregaron otras propiedades tanto urbanas como rurales, dicho patrimonio fue muy apreciado y fue objeto de diversas ambiciones. La institución pudo prosperar, logrando becar a más de 30 estudiantes internos junto con sus profesores, además de apoyar varias congregaciones piadosas, como el Colegio de Indias Doncellas de Nuestra Señora de Guadalupe y una casa de recogimiento o beaterio.

Fig. 2. Plano colonial del Colegio de San Gregorio.
Esta institución tuvo un punto crítico en 1767, cuando los jesuitas fueron expulsados del reino de España y sus colonias, el establecimiento pasó por una doble amenaza para su existencia; por un lado la posible confiscación de sus bienes como parte del exilio de la Compañía de Jesús, y por otro fue la intención de que su capital se destinará para el Seminario de San Carlos Borromeo; concluyéndose que el patrimonio en cuestión pertenecía a la institución y no a los jesuitas, dando como resultado la continuidad de clases en el referido Colegio de San Gregorio.
Este hecho derivó en la creencia de que el colegio “era de los indios”, lo cual le permitió sobrevivir un ambiente intelectual y político que no era favorable para la preservación de sus instituciones; así consiguió sobrellevar sin mayores perjuicios la política de castellanización impulsada por algunos obispos y la abolición de los gobiernos indígenas a raíz de la aprobación de la Constitución de 1812.
No deja de ser sorprendente cómo el colegio logra sobrevivir e incluso prosperar, debido a la incorporación de los bienes del clausurado Hospital Real de Naturales en 1824, además de las gestiones del abogado y diputado indígena Juan Rodríguez Puebla. En 1828, con el establecimiento de estudios de teología, filosofía, derecho medicina teórica, gramática latina y española, llegó a ser una de las instituciones educativas más apreciadas de la ciudad, aunque ahora los aspirantes se presentaban como “pobres” e “inclinados a las letras”, dejando la condición indígena.

Fig. 3. Juan Rodríguez Puebla,
rector del Colegio Nacional de San Gregorio.
El Lic. Rodríguez Puebla fue rector del Colegio muchos años, favoreció la enseñanza experimental y científica e impulsó un programa educativo liberal en el tiempo que estuvo a cargo de la Dirección de Instrucción Pública, además fue un personaje notable que se caracterizó por tener un discurso elocuente, señaló que en la época de la colonia a los indios se les había negado el derecho de ser hombres con plenos derechos.
De estas reformas surgió el proyecto de fusionar San Gregorio con otros establecimientos educativos para formar un colegio de estudios preparatorios, sin embargo, los exalumnos indígenas se opusieron rotundamente, manteniendo la independencia de la institución así como el carácter preponderante de los indios, con el apoyo de los exgobernadores y caciques de los pueblos cercanos. Apelaron tanto a la añeja tradición como astutamente a los derechos de propiedad privada, alegando que debía respetarse la voluntad atribuida a los bienes por el donador original; llegaron a decir que “hasta los bárbaros españoles” se habían compadecido de los indios, y con mayor razón esperaban más del “paternal gobierno que ahora nos rige”; dichos comentarios se tomaron como sediciosos y tumultuarios.
En el año 1849, el Colegio de San Gregorio, estaba administrado altruistamente por una Junta Directiva, entre la que se encontraba el Sr. Urbano Fonseca, que propuso el Plan para la Enseñanza Agrícola, siendo aprobado y con la ventaja de que los profesores casi no cobraban, podrían impartir las clases y actividades de campo propuestas en los terrenos que se tenían en la hacienda de San José Acolman.
El plan de estudios y los programas de cada una de las cátedras se publicaron en 1850, con el título de Presente a los agricultores, o noticias de los ramos de enseñanza en el Colegio de San Gregorio y en su hacienda de San José Acolman, y dentro de este mismo proyecto un año después se destinaron quinientos pesos para las prácticas de enseñanza en Química Agrícola, posteriormente se becaron cinco alumnos dedicados a los estudios agrícolas, egresando los primeros estudiantes después de cuatro años de estudio.
Para el año 1853, en el último gobierno del General Antonio López de Santa Anna, se establecieron las bases para conformar un proyecto nacional, creándose el Ministerio de Fomento, Industria y Comercio. El Sr. Joaquín Velázquez de León, además de ser el encargado de atender dicho ministerio, también fue un colaborador del proyecto de la enseñanza de la Agricultura y la Veterinaria en México.

Fig. 4. Joaquín Velázquez de León,
Ministro de Fomento, Industria y Comercio
Para el 17 de agosto de 1853, se firmó el decreto en la cual se daba a conocer que a partir de ese momento el Colegio Nacional de San Gregorio estaría conformado por las Escuelas de Agricultura y de Veterinaria, y que se llamaría Colegio Nacional de Agricultura. Debido a que en esta ley se estipulaba la cancelarán de las otras carreras que se ofrecían, los alumnos interesados de Cánones se tuvieron que trasladar al Seminario y los de Jurisprudencia se pasaron al Colegio de San Ildefonso.
El proceso de desalojo del edificio de San Gregorio no estuvo ajeno de polémicas de muy diferentes índoles; se siguió considerando la hacienda de San José Acolman para los estudiantes de agricultura y veterinaria, pero se consideró que estaba muy alejada de la Ciudad de México, tanto para las actividades académicas y las familias de los profesores; por tal motivo se tuvo que contemplar una mejor opción y se le propuso al Ministro Joaquín Velázquez de León, el edifico y terrenos del antiguo hospicio de San Jacinto, se procedió a comprarlos junto con algunos otros, para el recién creado Colegio Nacional de Agricultura.


Fig. 5. Fotos de la Universidad Obrera de México,
sede original del antiguo Colegio Nacional de San Gregorio.
El inicio de las actividades académicas ya en las nuevas instalaciones de San Jacinto, se efectuó el 22 de febrero de 1854, permaneciendo como Rector de Lic. José Guadalupe Arreola.

Fin de la primera parte…

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