Enedina

Concepción Guadalupe Moreno

Conocí a Enedina Silva Cabrera un día que estaba haciendo fila para inscribirme al primer semestre allá en la ventanilla de servicios escolares de la Facultad en 1988, vi a una mujer que hablaba y hablaba muy rápido que si no las estabas viendo a la cara se te iba el detalle, y estaba entregando una hoja explicativa de una conferencia de homeopatía veterinaria, bien, me entere que era una académica de farmacología, hicimos clic, pues me dijo que la homeopatía se sacaba de cosas naturales, como las plantas, de venenos de víboras, de cuarzos, y pues no me dijo nada que yo no conociera pues a mi madre le gustaba la herbolaria, mi madre sabía de contra venenos con cosas naturales que se usan en el campo pues mi madre era de Tlaxcala de allá de Guadalupe Victoria el alto.

Ya pasados unos añitos, Enedina me invitaba muy cortésmente a dar consultas con ella y verdaderamente eran muy ilustrativas, la primera vez que fui con ella a sus consultas fue un sábado allá por rio Mixcoac. Tocamos al zaguán de esa casa, ya nos estaban esperando; la dueña era una señora ya grande de edad, tenía 4 gatos 3 tabby, o lo que es lo mismo domésticos europeos que son de esos gatos que tienen rayitas a los lados de la carita en sus patitas y en su cuerpito, todo iba más o menos bien la dueña nos explica que uno de sus gatitos andaba enfermo y la Dra. Enedina me mandó a preguntarle al gato que le pasaba pues Enedina sabía que soy medio psíquica, le pregunte al gato ¿qué te pasó? Por qué estas triste minino a lo que el gato me respondió con imágenes mentales, que pude entender bien, me explicó que su ama estaba triste pues alguien se había ido lejos y que el humano que se había ido, era muy importante para su ama y el gatito la estaba ayudando, con su amor y energía pero en el proceso el gato enfermo fue demasiado para él solito pues era el consentido de la señora.

Al explicar esto a la señora se sorprendió de lo que el gatito dijo y al preguntarle quien era la persona que ella esperaba todos los días y pedía verlo, viendo hacia afuera parada en una ventana de sus casa, con mucha tristeza ella contestó “es mi hijo mayor que está en el extranjero pues consiguió un trabajo en Canadá y no lo he visto, en 6 meses”.

Inmediatamente la Dra. Enedina Silva Cabrera, hizo su magia habitual con su homeopatía, pero esta vez no solo trato al gatito sino también a la dueña, a los dos, gato y dueña se les dio Ignatia amara a la 1000c.

Para empezar un redio rescury de las flores de Bach, se le cambio el alimento por una dieta blanda por 15 dias.

Enedina ayudó a la señora a marcar por teléfono hasta Canadá pues era enredoso para la señora por ser una mujer ya grande.

Todo resultó bien pues los dos amo y mascota se aliviaron del alma, que eso era básicamente lo que tenían los dos.

Bueno esta fue mi anécdota de mi primera consulta con Enedina Silva Cabrera.


Ahora el mundo de la farmacología y la homeopatía pierden a una de sus soldados. Enedina Silva Cabrera, mi amiga, por siempre que la luz de Dios la toque siempre allá a donde este. Gracias.







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